Cuando hablamos de Ballet Clásico es inevitable, y además aconsejable, girar nuestra vista hacia la gran obra que ha encumbrado a este género como uno de los más perfectos: ‘El Lago de los Cisnes’.  La magistral versión del Ballet de San Petersburgo estará en Madrid en el Teatro de la Luz Philips Gran Vía del 27 de junio al 3 de agosto, donde destacan las estrellas de ballet de San Petersburgo, como Ekaterina Bortiakova, Cristina Terentieva, Nikolay Nazarkhevich, entre otros artistas internacionales.

Andrey Batalov, creador de la compañía Ballet clásico de San Petesburgo y director artístico y coreógrafo de la misma, es considerado como un bailarín y artista a la altura de leyendas consagradas como Baryshnikov, Nizhinskiy. Su versión de “El ballet de los cisnes” impacta por la técnica y perfección de cada bailarín, Una Odette delicada, pero cargada de fuerza y pasión es interpretada por María Poulidova y un impecable y emocionante Siegfrid interpretado por Andrey Batalov y  Konstantin Kuznetsov. Un reparto de lujo que a cada momento muestran la belleza de este arte y la precisión con cada uno de sus pasos.

Su figura ya está reconocida a la altura de los legendarios artistas como Baryshnikov, Nizhinskiy. Su colección de premios en los concursos internacionales de ballet no tiene parangón: Medalla de Oro en Nagoya (Japón 1996), París (1996), 2º premio en el concurso “Nuriev” en Budapest (1996), 1º Premio y Premio Mikhail Baryshnikov en “Arabesk-1996”, Gran Prix en Moscú (1997). Bailará los días 27 y 30 de junio y 7, 8, 9 de julio.

“El Lago de los Cisnes” una de las obras cumbres del compositor ruso Tchaikovsky, nos cuenta la romántica historia del príncipe Sigifrido que al celebrar su 21 cumpleaños, y con él un fastuoso baile, debe elegir a la que será su futura esposa. Pero en uno de sus paseos por el bosque, Sigfrido encontrará un lago lleno de cisnes que no son más que jóvenes que han sido hechizadas por el temible brujo Rothbart. Allí conocerá a la princesa Odette, también convertida en cisne, que le explica que aquel sortilegio sólo podrá ser destruido por el que le jure amor eterno. El príncipe, enamorado de ella, así lo hace. Pero en el Baile es engañado por Rothbart que se presenta con su hija, a la que Sigfrido confunde con su verdadero amor.

Una historia llena de lirismo y pasión, como en la sublime composición musical, la ejecución de los bailes se convierten en el hilo conductor de una historia inmortal que sigue atrapando público a lo largo de los siglos, dejando que las nuevas generaciones caigan, también, en el íntimo embrujo de un espectáculo lleno de belleza sensorial.