El nuevo trabajo sin actores de Álex Rigola, ‘Macho Man’, es un puñetazo al machismo.

12 habitaciones y un recorrido interactivo de 50 minutos en el que el espectador, guiado por una actriz anónima, escucha diferentes testimonios de mujeres que han sufrido violencia machista. Un brutal instrumento dramatúrgico contra el machismo en el que Álex Rigola no da tregua.

El dramaturgo da un paso más en su búsqueda de nuevas formas de narración escénica. Teatro documento en el que no enseña sangre, ni cadáveres, pero revuelve conciencias y estómagos. Consigue que el espectador se cuestione de verdad, se interrogue y explore dentro de si mismo, aún a sabiendas de que lo que va a encontrar no va a gustarte. Sobre todo, si es hombre.

“En la piel de nuestra sociedad están incrustadas unas maneras de ser que son intolerables en el siglo en que vivimos. Es para que se nos caiga la cara de vergüenza. En ocasiones son pequeños detalles, otras veces hechos claramente escandalosos. Y cada vez que los dejamos pasar tienen consecuencias. No hacer nada frente a las desigualdades de género es ya una posición tremendamente machista que facilita directa e indirectamente la violencia extrema”. Álex Rigola