‘Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio’ se inspira en la vida de la escritora sordociega Hellen Keller

Nacida en Alabama (Estados Unidos) en 1880, Keller sufrió una grave enfermedad que la dejó sorda y ciega cuando tan solo era una niña. Su incapacidad para comunicarse hizo que a la edad de siete años sus padres contrataran a una instructora especial, Anne Sullivan, quien se encargó de su formación.

La obra comenzó a gestarse en un proceso de documentación, experimentación y creación colectiva. Conviven en esta pieza diferentes lenguajes como el trabajo actoral, el teatro de objetos, la danza, la presencia imprescindible de un espacio sonoro apropiado, la acción performativa, vídeo instalación y relación directa con el espectador.

No se trata de una recreación biográfica, sino de una reflexión acerca de la exploración creativa de la percepción, la comunicación y la voluntad del individuo para superarse. Rakel Camacho indaga en la relación que mantuvieron Hellen Keller y su profesora, Anne Sullivan.

Las actrices Eva Rufo y María Morales tratan de generar el universo que confeccionaron entre ellas, al tiempo que vislumbran cómo acceder al conocimiento desde unos sitios cuando faltan otros.