Las princesas del pacífico, obra candidata a los Premios Max, está considerada como una joya de los últimos tiempos.

Las princesas del pacífico presume de delicadeza, belleza, de cuidado en la puesta en escena, en la interpretación, de cariño por cada palabra que se proyecta y de profesionalidad en la dirección.

La Estampida Teatro se sumerge en este proyecto, un drama social que promete romper esquemas, que promete que el espectador va a ver TEATRO EN MAYÚSCULAS.

El público destaca el ejercicio realizado por el director, José Troncoso, por dotarlo de perfección y exactitud. Cada movimiento de sus actrices está calculado al milímetro.

“Troncoso ha exprimido todas las posibilidades de esta historia de anti-heroińas, ha mimado el detalle, ha dado prioridad a la inmejorable interpretación de las actrices y ha elaborado una propuesta escénica sencilla donde los tiempos, los espacios y el ritmo estań medidos a la perfección” Godot.

La historia habla de dos mujeres que viven recluidos en el salón de su casa, dos seres a diez minutos de la realidad, Agustina y Lidia. Con una única ventana al mundo: la televisión. Ahí tienen su bastión para no resultar dañadas mientras se convierten en cronistas de las desgracias ajenas.

Pero, ¿qué ocurre si por una vez la suerte les sonríe premiándolas con un fantástico crucero con el que nunca hubieran soñado? ¿Qué pasa si las enfrentamos a personas incapaces de empatizar con el micromundo que estos dos personajes han ido forjando?

Dos mujeres infranqueables, y al mismo tiempo vulnerables, capacitadas para afrontar las situaciones más desgarradoras. Dos seres a la par tiernos y grotescos. Dos personajes excluidos de la sociedad, desterrados a un salón de tapete y crochet en el que prevalece lo tradicional. Dos mujeres que quedarán unidas para siempre en una de esas crónicas que engrosan los programas de sucesos.

Rescatamos críticas sobre el espectáculo:

El de esta tía y esta sobrina es uno de esos hogares en los que las horas pasan sentadas frente al televisor, viendo el mundo a través de ese cristal inerte que muestra heridas, sonrisas, dinero, muerte y tormentas. De todo se ríen ambas. (…) El País.

José Troncoso realiza, como director, un trabajo magistral y (…) nos imparte una lección que debería ser estudiada y analizada en las escuelas de teatro. (…) nos deleita con un ejercicio de precisión milimétrica, lleno de delicadeza, utilizando las elipsis y con unas elegantes transiciones que son una verdadera filigrana. Alicia Rodríguez (…) hace una actuación digna de enmarcar (…) Belén Ponce de León, también está soberbia y demuestra una gran complicidad con su compañera de reparto. El teatrero.

Unos espectadores alucinados por el talento de actrices que componen personajes insólitos en el teatro nacional (…) El devenir incesante de acciones físicas se integra estupendamente con un texto divertido, vibrante, con muchos hallazgos de lenguaje e información visual, nunca discursiva. La puesta en escena consigue un raro suspense, como raro es todo el conjunto en el que el horror de la miseria puede hacernos creer que surgen de una caverna anacrónica (…) teatralmente admirable (…) Culturamas.