Un concierto maravilloso que hipnotizó a los asistentes desde el primer momento.

El público de pie, emocionado, aplaudiendo con gratitud sin descanso, así terminó el concierto de Antonio Manuel Álvarez Vélez, mejor conocido como Pitingo, quien ofreció un espectáculo a lo grande, con más de 10 virtuosos músicos en escena, tan impresionantes como su voz al micrófono, junto a ellos el coro Góspel Factory Oficial que sonó a dioses. Se prendieron las luces, aparecieron los primeros acordes en el escenario, y ahí estaba él, vestido de blanco, con los brazos abiertos para dar inicio a lo que sería un concierto portentoso de talento, donde presentaría su reciente producción discográfica titulada “Mestizo y Fronterizo”, como su Tour 2018. Un viaje por la interculturalidad de gitanos, payos, afroamericanos y latinos, donde también se sumarían sus grandes éxitos. Pero el show no fue solo un espectáculo musical, sino también un encuentro fascinante donde el artista estableció una relación cercana con sus seguidores, con quienes conversó, rió, les contó anécdotas y les confesó lo feliz que estaba de tenerlos ahí esa noche. Fue una velada entre amigos donde el andaluz regaló lo mejor que sabe hacer: cantar. Hizo hincapié en lo importante que es “aprender de las diferentes culturas. Porque al final y al cabo todos somos uno, y unidos hacemos mucho más”. No se cansó de agradecerle al público su compañía y fidelidad, “sin vosotros los artistas no somos nada. Gracias por venir, me hacen muy feliz. Yo estaré en el escenario hasta que vosotros lo digan”, comentó Pitingo. Y con su 1,67 se devoró el escenariodel Teatro de la Luz Philips Gran Vía de Madrid, donde creció como un gigante para embelesar a los presentes quienes efusivamente le gritaban: “¡Guapo!, ¡Eres grande!”, entre otras palabras que el artista recibió con humildad y agradecimiento. Su talento es impresionante, pero su entrega lo supera. El concierto fue un recorrido por himnos de diferentes generaciones, donde principalmente interpretó los temas de nuevo álbum, una superproducción grabada en el mítico Criteria Studios de Miami, que contó con la producción de José Manuel Gamboa y la dirección musical de Rudy Pérez, artífice de algunos de los trabajos más emblemáticos de artistas como: Beyoncé, Christina Aguilera, Luis Fonsi, Julio Iglesias, entre otros. Entre sus nuevos temas se escuchó Soul Man, el primer sencillo del séptimo trabajo discográfico que grabó con el maestro Sam Moore, uno de los reyes indiscutibles del soul, del cual confesó ser admirador desde que era pequeño, por eso grabar con esta leyenda del soul fue un gran logro y un sueño hecho realidad para él. Agradecido con la vida por esta oportunidad. Y aunque no estaba Moore, le dedicó el tema con la fuerza y pasión que lo caracterizan. Fueron dos horas de una gran fiesta musical sin desperdicio, cargada de fusiones, raíces y buena música, sin importar el idioma, donde al artista se cambió en diferentes ocasiones y se lució al interpretar su visión particular de grandes clásicos del soul. Entre los temas se escucharon "Killing me softly with his song", “Imagine", "Georgia on my Mind", "Proud Mary", entre otros. Antes de irse dio las gracias a los grandes cantaores españoles quienes abrieron camino para que hoy él se pueda lucir en los escenarios, y nombró a “Camarón, Paco De Lucía y Enrique Morente”, a quienes tenía dibujado en el chaleco que cargaba. Su rostro lleno de satisfacción y alegría lo decía todo. Estaba feliz con su actuación y así se despidió, dando las gracias nuevamente.