‘Trágicas’, el Chéjov feminista de Cristina Rota
12/05/2018
Susana R. Sousa
En la pieza breve de Anton Chéjov “Un trágico a pesar suyo”, dos amigos tienen un encuentro en el piso de uno de ellos en San Petersburgo. Se trata de dos hijos de buena familia y al tiempo padres también de una buena familia de finales del siglo XIX. Tolkachov, desesperado de la vida, le pide a Muraschkin una pistola, pero éste, lejos de dársela, le invita a que se desahogue con él. Así comienza esta pequeña comedia que termina con un grito “¡sangre!”.
Las matriarcas
Cristina Rota imparte clases de interpretación desde hace más de veinte años y ha formado a algunos de los mejores actores de este país. Su escuela es un referente para cualquier creador que esté dispuesto a comprometerse con el teatro y la sociedad. En su libro “Los primeros pasos del actor”, afirma que “un artista sin compromiso no puede llegar a ser un gran creador, si acaso un buen transmisor de lo novedoso”. Pensamiento y técnica están presentes en su forma de hacer teatro y en su manera de enseñarlo. Es algo que se siente en todos sus trabajos, al igual que el hecho de que no es una mujer rencorosa ni melancólica.
El teatro donde se representan las obras de sus alumnos, La Sala Mirador, fue el primer centro en Madrid (y uno de los primeros en España) dedicado al teatro de marionetas. Su fundadora, la dramaturga ecuatoriana Carmen Heymann, una mujer fascinante (les invito a investigar su biografía) lo puso en marcha en 1984 y en 2005 pasó a ser propiedad del Centro de Nuevos Creadores de Cristina Rota. La propia historia de la Sala Mirador, con sus dos mujeres al frente, nos da una pista de por qué tenía que existir “Trágicas”. De por qué la obra de Chéjov protagonizada por dos hombres del XIX, tenía que estar volcada en dos mujeres del siglo XXI.
La tragedia
En el escenario, una estructura de cuerdas y madera en forma de cilindro limita el espacio que van a ocupar las dos protagonistas. Un espacio de trabajo que puede parecer confortable pero que, según avanza la trama, se va volviendo asfixiante. Como asfixiante es la presión que ejerce la sociedad sobre estas dos mujeres que cargan sobre sus hombros la responsabilidad de varias vidas. Trabajo y familia que no les dejan tiempo para preguntarse quiénes son y cómo han llegado a esa situación. Raquel Villarejo, en su papel de Yvana, la amiga que pide desesperadamente una pistola para dejar este mundo, está espléndida. Un verdadero animal en escena, capaz de cortarte la respiración en algunos momentos de su interpretación. Candela Solé, por su parte, se convierte en el contrapunto necesario y, al igual que su compañera, nos regala una interpretación impecable. ¿Dos visiones distintas o dos maneras diferentes de tomarse la misma visión?
“Trágicas” nos habla de dos mujeres que han triunfado en el ámbito laboral, que además han formado una familia, que son pacientes y serviciales con los que les rodean, pero que no son felices ni siquiera con aquello que eligieron porque la sociedad les prohíbe relajarse. También les prohíbe quejarse y les explica cosas. Sobre todo los hombres. Una visión feminista de Chéjov que aborda el compromiso de enfrentarse a todo aquello que nos han enseñado que tenemos que ser las mujeres.
Comentarios de los usuarios