‘The Funamviolistas’
30/11/2016
Todos al Teatro
A estas alturas no descubrimos nada si decimos que “The FunamViolistas” es un gran montaje (premio Max como espectáculo revelación 2014, mejor espectáculo musical Talent 2013…). El pasado fin de semana, en los Teatros Luchana, tuve la gran suerte de poder rescatar este espectáculo que ya lleva desde 2013 cosechando premios y alabanzas allá donde va.
El planteamiento: tres jóvenes músicas acaban de perder sus trabajos y se encuentran en un banco de la calle de una ciudad cualquiera. A partir de ahí deciden compartir sus vidas, sus universos e ilusiones a través de la música. Éste es el inicio que nos sumerge en un delicioso repertorio de músicas y situaciones (sin decir una sola palabra) con una puesta en escena elegante y llena de magia. Lila Horovitz (contrabajo), Ana Hernández (violín) y Mayte Olmedilla (viola), actúan, bailan y tocan sus instrumentos de forma impecable durante una hora y cuarto que se nos pasa tan rápido que acaban dejándonos con ganas de más.
Durante éste rato consiguen su objetivo, llevarnos de viaje desde las escenas más cotidianas y humanas de las tres (la amistad, la convivencia, los enfados, los celos…) a las escenas más oníricas de sus anhelos y frustraciones. Las escenas más cómicas y las más íntimas se suceden una tras otra, sin estridencias, yendo de la sonrisa a la melancolía sin darnos cuenta. Y todo ello, además, sin salir de un espacio único que ellas van reinventando y modificando con la ayuda de unos cuantos elementos muy bien escogidos.
Rafael Ruiz dirige éste espectáculo sin pretenciosidad, fusionando un universo estético homogéneo con otro lleno de diversidad y de humor, lleno de poesía. Las tres intérpretes logran crear su universo particular a través de los diferentes lenguajes: el gesto, el baile y el carácter transformador de su música. El tango, las bandas sonoras, Mozart, Vivaldi….Cada una tiene su sitio y su momento. Y las tres interactúan para arrancarnos casi siempre una sonrisa o una carcajada cómplice. En este caso, más que nunca, se nota que la compañía entera rema en un solo sentido.
La sencillez de la iluminación y la escenografía logran reforzar el poder y la universalidad del teatro gestual y de la música, llevándonos sí, al Théâtre des Funambules de París, pero también a los innumerables lugares y universos que hay en cada uno de nosotros.
Pocas veces podrán ver de una forma tan elegante y poética el relato de cualquier crisis en cualquier parte que, cómo no, también afecta a los artistas. Ficción y realidad se fusionan para contarnos, una vez más, cómo los artistas de verdad son capaces de reinventarse desde el banco de una calle cualquiera. No es una recomendación, es un aviso para que vayan estos días de viernes a domingo (y hasta el 8 de enero) a la sala principal de los Teatros Luchana, y no se les ocurra perderse esta pequeña joya llena de gran música y de gran teatro.
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