«Retablo de espera», un espectáculo innovador y multidisciplinar, en la Sala Mirador.

Esperas que todo te vaya mejor, algún día. Que, algún día, alguien recupere las ganas. O tú misma. Esperas en aeropuertos aviones que te lleven a esa casa lejana en la que ansias encontrar algo nuevo que te devuelva al vientre materno, a ese olor que te recuerda que una vez fuiste alguien prometedor. Esperas la valoración de un examen, el veredicto de un juicio, resultados médicos, esperas trenes, amigos, que el café que te sirvan esté caliente, esperas con impaciencia, cruzando los dedos, con una sonrisa, con prosaica resignación. Esperas.

El ser humano ha tenido la suficiente capacidad para hacer de su vida una sala de espera gigante en la que, de vez en cuando, ocurren cosas. Cosas como “Retablo de espera”, un montaje escrito y dirigido por Guillermo Womutt y protagonizado por tres actores: Nur Levi, Teresa Rivera y David Blanka y tres bailarines: Mónica Runde, Inés Narváez y Franklin Dávalos.

La obra se asienta en un texto original, pero no solo es texto. Estamos ante un montaje plástico que casi se puede tocar con las manos y que, desde luego, se toca con la vista y el oído. Con el alma. El alma que espera. En escena, seis personajes en lo que parece ser la sala de espera de un aeropuerto, o de una estación central de trenes. Cada uno de ellos deja correr ese tiempo muerto de una manera distinta. Sucede algo que les rompe ese tiempo de espera, haciéndolo indefinido.

El negro de sus ropas crea una uniformidad buscada por el director, la uniformidad del que espera. Guillermo Womutt se ayuda de las videocreaciones de Álvaro Luna y Bruno Praena para amplificar el significado del retablo y, quizás, para fijarlo en el presente tecnológico. Hay momentos en los que los personajes interactúan, otros en los que llaman la atención del público expectante, otros en los que parecen desconectar con la realidad, incluso con la realidad del propio retablo. La música, la poesía y la danza tienen su propio espacio en “Retablo de espera” y lo completan, transformándolo en un espectáculo multidisciplinar digno de disfrutar.