La ‘Lluvia constante’ de Keith Huff se estrenó en el Schoenfeld Theatre de Broadway en 2010, protagonizada por Hugh Jackman y Daniel Craig y tuvo tanto éxito que cuentan que Spielberg ha comprado los derechos de la obra para llevarla al cine.

La versión de David Serrano vuelve por tercera vez a Madrid, en esta ocasión al Teatro Bellas Artes, después de una gira por toda España en la que ha recogido excelentes críticas. Roberto Álamo, actor enorme en todos los sentidos de la palabra, repite como Dani, un policía con una particular visión del mundo que haría cualquier cosa por salvaguardar a los suyos. Es impulsivo, pasional y violento. Pepe Ocio, recoge el testigo de Sergio Peris-Mencheta e interpreta a Rodo, único amigo de Dani que ve su amistad tambalearse tras una serie de acontecimientos.

Sinopsis

La obra comienza con ambos actores, en su papel de policías, dirigiéndose directamente al patio de butacas. Tan directamente, que al público le cuesta reaccionar y contestar a las preguntas que Dani, en actitud siempre desafiante, les dirige desde el escenario. Todo empieza a desmoronarse, según van relatando Dani y Rodo, la noche en que Dani invita a cenar a Rodo a su casa. Quiere que deje de beber, conozca a una buena chica, se case y tenga hijos. Le invita a cenar para que conozca los beneficios de una familia feliz, una buena casa, una buena mujer y un buen plasma en el salón. Dani lo ha planeado todo con la intención de que su amigo inicie una relación con Mara, una prostituta a la que también ha invitado a cenar. Pero las cosas no salen como él desearía. Rodo bebe demasiado, Mara termina marchándose sola, Dani la sigue para llevarla a casa…

Lluvia constante, la crudeza de lo real salpicada con ácido humor

Cuál puede ser la razón por la que la historia de esos dos policías, que en principio rozan el cliché del poli bueno y el poli malo, haya emocionado a tantos espectadores y críticos tanto dentro como fuera de España. Quizás sea porque la crudeza de lo real, salpicada de un ácido humor (que va agotándose a medida que avanza la obra) se mezcla con fuertes emociones que traspasan la escena y a nadie pueden dejar indiferentes.

Roberto Álamo demuestra una enorme calidad interpretativa. Sus intervenciones provocan miedo, odio, ternura y reflexión. Emociones en las que el espectador se moverá a un ritmo vertiginoso a lo largo de toda la obra. Pepe Ocio es la contrafigura, la réplica perfecta, parece agazapado esperando su momento, escondido, pero no lo está, está siempre visible y su papel es determinante para la consecución de la historia.

El texto huele a cine porque rebosa acción, lenguaje callejero y unas peleas simuladas muy bien coreografiadas, pero también rebosa teatro porque la fuerza de ‘Lluvia constante’ reside en la palabra, el gesto y el efecto de dos actores nacidos para las tablas.