‘Lehman Trilogy’, de aquellos barros…
25/08/2018
Susana R. Sousa
Más de cien personajes en escena interpretados por seis actores. Un cuento para adultos en clave musical
Empecemos por el final. Sergio Peris-Mencheta, que ya afirmó que puede producir teatro en España porque trabaja de actor en Estados Unidos, estrena su segunda obra como director tras “La cocina”. Un extraordinario montaje basado en la obra de Stefano Massini “Lehman Trilogy”. El dramaturgo italiano hizo lo propio en 2013 en París y la obra recibió el premio de la crítica al mejor espectáculo teatral de la temporada. Además, se convirtió en una obra de referencia sobre el sistema económico dominante. Su primera lectura fascinó a Peris-Mencheta, que, al final del estreno en Los Teatros del Canal, sube al escenario y llama al equipo que ha hecho posible la maravilla que acaba de suceder y que el público aún está (estábamos) digiriendo. No quiere saltarse a nadie, porque todos y cada uno de ellos son artífices de “Lehman Trilogy”, un cuento para adultos en clave musical que recorre más de medio siglo de la historia de Estados Unidos.
La obra original de Massini es un monólogo en verso libre de cinco horas de duración. Ha sido llevada a escena en varias ocasiones con diferentes montajes, pero es la primera vez que se realiza una versión en español. Además de seis actores, la adaptación de Peris-Mencheta incluye música en directo, pero no es un musical, sino “una obra con momentos musicales” tal y como la define su director. Para ello, fue necesario contar con un elenco de actores que, además, fueran músicos y cantantes. Maravillosas son las apariciones de Bob Dylan y Los Beatles en el escenario, por ejemplo.
Dos años de trabajo han sido necesarios para poner en escena un montaje de estas características. Un proyecto arriesgado cuya máxima recompensa es, sin duda, para el público. Dos horas y media de función, tres en total con dos descansos. Tres actos de 45 minutos cada uno que comienzan con los tres hermanos Lehman llegados de Baviera a los Estados Unidos en 1844 y terminan con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008.
El ritmo es frenético, pero sin resultar aturullado y el texto es complejísimo y denso, por eso la música atenúa la locuacidad sin restarle esencia a la obra. La escenografía de Curt Allen Wilmer recuerda a los teatros ambulantes de principios de siglo. Extraordinario y precioso entramado con cinta transportadora incluida que imprime agilidad a las entradas y salidas de los personajes. Seis actores, músicos y cantantes en estado de gracia, un Litus que dan ganas de llevárselo a casa, un texto que es en sí mismo una lección de economía y una puesta en escena a la altura del montaje.
Me quedo con los bravos del público, que, en pie tras la función, no puede dejar de aplaudir y con las palabras de Stefano Massini cuando afirma que el teatro es un lugar sagrado donde no caben las tonterías. Quizás por eso escribe obras como “Lehman Trilogy” o como “Mujer no reeducable” en homenaje a Anna Politkóvskaya, la periodista rusa asesinada por contar las verdades del gobierno de Putin.
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