‘La Venus abierta’, apasionante y destructiva
16/03/2017
Mayelit Valera Arvelo
La obra ‘La Venus Abierta’, escrita y dirigida por Juanma Romero Gárriz, es una comedia de humor negro que retrata la formación de una banda y el plan que construyen para atacar una pintura en el Museo del Prado: la Venus de Velázquez; la pieza se está presentando en Teatros Luchana, en marco del mes de la mujer, los días lunes de marzo.
La historia está inspirada en el caso de vandalismo que cometió la sufragista Mary Richardson, por razones de género, amor e identidad. En esta oportunidad son cuatro personajes que desarrollan un vínculo especial con la prestigiosa obra de arte, una conexión tan apasionante como destructiva.
El reparto está intergrado por Marta Alonso, Patricia Quero, Eva Boucherite y Karlos Aurrekoetxea, quienes se vuelven cómplices en escena para planificar un acto de horror para los amantes del arte. Son cuatro personajes tan distintos, pero tan parecidos al mismo tiempo, ya que los une una misma pasión, un cuadro que los hioptiza sin poderse resistir ante sus colores.
En el escenario se aprecia un gran cajón de madera, el cual se moverá dependiendo de la puesta en escena; de ahí se desprenderá otro pequeño cajón que guarda algunos secretos, pero a éste solo tiene acceso una de ellas, quien lo mantiene bajo llave para asegurarse de que más nadie se entere de lo que tiene ahí adentro, donde es más fácil mentir que enfrentarse a la verdad.
Personajes característicos que se fusionan en escena para reflexionar e indagar sobre el arte y sus aristas. “Ellas son las hermanas de marte”, quienes apoyan este movimiento con la firme convicción de que lo “bello no existe”. Sus desplazamientos en el escanrio se apoyan con un telón de fondo donde se proyectas algunas imágenes.
También utilizan el recurso del micrófono para hablar y cantar en algunas ocasiones, y durante hora y media, se dedican a planificar la destrucción de su gran pasión, el cuadro, aunque en el fondo no están muy seguros de lo que realmente quieren hacer.
Todo comienza en el Museo del Prado, donde los cuatro personajes están sentados, rendidos ante la gran obra de arte, y atónitos, solo respiran. Cada uno tiene su peso en la escena, pero es genial la fusión que logran los papeles de Violeta y Hans (Eva y Karlos), quienes se divierten en las tablas con ingenuidad e histrionismo, y junto a ellos Verónica y Ángeles también hacen de las suyas, al debatir y enfrentarse con otras realidades.
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