‘Iván’, creciendo entre aciertos y errores
29/03/2017
Mayelit Valera Arvelo

La agrupación La Barca Teatro/ Trusilurri está presentando la obra ‘Iván’ en la Sala Tú, escrita y dirigida por Javier de Dios, una pieza aleccionadora que se pasea por la vida de un joven de 17 años, quien está a punto de salir del instituto. De fondo está la pérdida de su madre, y una serie de situaciones a su alrededor que lo hacen desvariarse de su camino y no ser tan asertivo a la hora de tomar decisiones.
En el escenario un banco, un pequeño sofá y una silla, en ellos se confiesan inquietudes, sueños, miedos y realidades de cinco personajes que se defienden ante lo que los atormenta, ellos son: Iván, interpretado por Hugo Guerrero, el jefe de estudios, Julián L. Montero, la profesora interpretada por Susana G. Burgos, el padre es Juanma López y en el papel de Luna, la chica, Laura Sopeña, quienes defienden a plenitud sus papeles, cada uno con su propio punto de vista, donde todos entregan lo mejor de ellos.
Por su parte, el padre, Álvaro, ve claro lo que desea para su hijo, un futuro prometedor donde él pueda colmarse de satisfacciones al ver sus logros, y de este modo aliviar sus penas y fracasos. Pero no cuenta con el conflicto entre el muchacho y su profesora Marta, quien ha descubierto una imagen violenta e inesperada del niño que ha recibido todo en su crianza.
El público podrá hacerse varias preguntas respecto a Iván, y cada quien sacará sus propias conclusiones y respuestas de sus actitudes, y es que sus actos responden a la ausencia de afecto y necesidades que no se han sabido reponer.
Y mientras se desarrolla la historia, Álvaro, Marta y el jefe de estudios del instituto, Rafael, arriesgan y tensan los límites de la educación del joven en su esfuerzo por enderezar su camino en lo que ellos creen que es lo mejor, según sus criterios. Por otro lado, Iván se sienta en las tardes con Luna, su chica, en el banco del parque, que es su refugio, su confesionario, el escape de la realidad donde sueñan y suspiran.
El hilo conductor de la trama se desarrolla de manera fluida, entran y salen los actores sigilosamente. De este modo la relación entre padre e hijo revienta. Lo que hace que todos a su alrededor tengan que asumir de inmediato soluciones para que mejore el entorno y no perjudique a nadie. Entre errores y aciertos todos buscan resolver el problema, pero para eso tienen que tener muy claro el conflicto.
Una situación donde todos aprenden, crecen y entienden que tienen que seguir el camino, nunca detenerse. Un trabajo reflexivo, con excelentes actuaciones y una puesta en escena que transcurre en hora y media, donde las emociones y los miedos salen a relucir en escena.
La música es original de José Daniel López y diseño de iluminación de David J. Díaz, trabajos que ayudan a crear las diferentes atmósferas para los personajes; donde cada uno tiene muy claro su rol en las tablas. Y al final, Iván entiende su misión, y es que su padre no tiene otro futuro sino él.
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