Eduardo Aldán es ‘El Jefe’ que siempre quisiste tener
08/02/2019
Susana R. Sousa
Eduardo Aldán es un jefe muy poco ortodoxo y bastante especial. No solo en su nuevo espectáculo, sino como director de Aldán Company. Desde que escribió, dirigió e interpretó ‘Espinete no existe’, con doce temporadas a sus espaldas, se convirtió en lo que quería ser: un contador de historias que fueran una experiencia para el público. Y esa libertad para contar lo que quiere y como quiere, es el mayor atractivo de este coleccionista de cosas “raras” y apasionado de lo retro.
En Aldán Company lo tienen muy claro. Esa idea que nos han vendido, cuando nos obligan a crecer, de que la magia no existe es mentira y es por ello que, desde 2003, esta compañía se ha convertido en una fábrica de emociones que nos permitan seguir soñando. Eduardo Aldán fue siempre un niño inquieto que quiso dedicarse al espectáculo y, como él mismo dice en su biografía, “nadie hizo nada por impedírmelo”. Empezó como mago, debutó como coautor y actor en ‘5hombres.com’ y durante un tiempo fue guionista de ‘El club de la comedia’.
Ama el teatro y la televisión, en ambos espacios se mueve como pez en el agua. Cómo olvidar su paso por ‘Un, dos, tres’, su programa ‘Sopa de gansos’ o sus colaboraciones en el programa de Andreu Buenafuente. Pero, mientras la televisión no le ha seguido ofreciendo proyectos interesantes, el teatro se lo está dando todo y es por ello que sigue creando para los escenarios. ‘No tengas miedo’, ‘Escuela de magia’, ‘Operación terapia’ o ‘Maldito Naranjito’ son algunos de los shows que llevan su firma.
El teatro es, ante todo, una experiencia para ser vivida, por ello, cada vez que Eduardo Aldán se sube a un escenario, no se conforma con interpretar lo que ha escrito, sino que busca en nuestro interior esa complicidad necesaria para hacernos partícipes de ello. Y la verdad es que lo consigue.
En ‘El Jefe’ nos propone un viaje hacia el exterior, lo que está ocurriendo en una sociedad en constante cambio, y hacia el interior, lo que a cada uno nos provocan tales cambios. Un viaje divertido y bañado en chocolate que nos hace pensar en lo que de verdad importa. Un jefe, Eduardo, que, aunque lo intenta, no da el perfil psicópata que suelen tener los jefes de grandes compañías. Los que hemos tenido alguna vez un jefe así sabemos que Eduardo está en las antípodas de ellos. Afortunadamente.
Es 31 de diciembre y el jefe de una importante compañía chocolatera está demasiado ocupado para atender al empleado que insiste en hablar con él. Su insistencia, sin embargo, nos permite disfrutar de un buen rato de comedia. Los recuerdos de la niñez también viene a sentarse a nuestro lado en esta ocasión, de la mano del rey de la nostalgia. No podía faltar una mirada al pasado y a todo aquello que queríamos ser. Encerrados entre cuatro paredes y sin línea de comunicación con el exterior (esta circunstancia es la que dispara la comedia), el jefe y su empleado no tienen más remedio que hablar entre ellos. Sus vidas son muy diferentes, pero quizás ellos no lo son tanto, pues los dos han sido niños y han tenido sueños.
El diálogo ‘obligado’ entre el jefe y el empleado, al que acaba de despedir, se asienta sobre un texto inteligente en el que despunta el ingenio de Aldán. Esta es la baza con la que cuenta la obra, mucho más que las interpretaciones de Eduardo e Israel Criado, que, en ocasiones, denotan cierta falta de ritmo escénico. En conjunto, el montaje es bastante correcto, con unos cuantos momentos álgidos y un final emotivo, muy al estilo Aldán.
ÁNGEL CASIMIRO LAIRADO
Excepcional. Los actores geniales, muy buen regreso de Eduardo Aldán e incorporación de lujo con Israel Criado que se sale. Solo hay que darles las gracias por hacer que no pares de reír en toda la obra. Se pasa demasiado rápido.
Miguel
Tuvimos la fortuna mi familia y yo de disfrutarla anoche.
Fantástica, divertida y amena.
Reimos muuuuccho.
Eduardo genial e Israel me dejo gratísimamente sorprendido.
Os animo a ir a verla.
ENHORABUENA¡¡¡¡