‘De tiburones y otras rémoras’, superando la ficción
20/01/2018
Susana R. Sousa
“La moraleja la escribimos los ciudadanos cada vez que vamos a votar”, dice Marina Wainer sobre “De tiburones y otras rémoras”, la obra escrita por Sergio Villanueva y estrenada en La Sala Mirador el 19 de enero.
Villanueva estaba en Argentina presentando su película “Los comensales” y fue allí donde la compañía de teatro El vacío fértil contactó con él para representar su texto. Iván Steinhardt, Romina Pinto y Marina Wainer, conscientes de que el teatro tiene que ser algo más que puro entretenimiento, algo más que pura forma, no dudaron en poner en escena la obra de Villanueva. Este poner en escena es un darle voz a esa parte de la sociedad que ha sido estafada, que somos la mayoría, pero también es un empeño en entender qué ha sucedido y qué está sucediendo. ¿Por qué los bancos se han convertido en entidades ajenas a lo humano?
El estreno en la Sala Mirador se considera el primer estreno de este montaje que, sin embargo, ya se representó en Argentina, aunque no de forma oficial. Por esa razón, el equipo aparece visiblemente emocionado al final de la función. Pero vayamos al principio, ese principio en el que una mujer con gabardina está sentada en una silla en medio del escenario sujetando un orinal. Se levanta, camina hacia un bulto tapado con un trapo rojo que cuelga del techo y nos presenta a uno de los protagonistas de la gran estafa financiera: el tiburón. A partir de ahí, la obra nos traslada a un escenario grotesco que podría ser divertido si fuera ficción, pero que está demasiado impregnado de realidad. El texto se ha escrito desde el humor, por supuesto, porque sin esa inyección de comedia no habría quien aguantase tal batería de monstruosidades. Las mismas que, sin embargo, nos tragamos cuando las vemos en los medios de comunicación o en el día a día, porque ya las hemos asimilado como algo normal.
Romina Pinto e Iván Steinhardt son capaces de meterse en la piel de personajes antagónicos y nos hacen reír a pesar del drama. “De tiburones y otras rémoras” nos refresca la memoria sobre algo que no todos hemos olvidado: la estafa de las preferentes, ese producto financiero que las entidades bancarias vendieron a sus clientes a sabiendas de que no era un seguro. Una empleada de banco acosada sexual y laboralmente por su jefe, un anciano con alzheimer al que obligan a invertir sus ahorros en un producto tóxico, un empleado que decidió dimitir para no contribuir a la estafa y un matrimonio roto son los personajes que, de forma impecable, interpretan Romina Pinto e Iván Stenhardt. Gracias a ellos, el texto de Sergio Villanueva adquiere una dimensión poderosa y el público es capaz de advertir la diferencia entre mirar la realidad de frente en el teatro y engullirla sin pensarla en televisión.
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