‘Cuéntaselo al polvo’, la belleza de las cicatrices
10/11/2017
Susana R. Sousa
El cuerpo de la danza clásica se nos presenta ante los sentidos como una pluma que parece volar sin esfuerzo llevada por las corrientes de aire. En contraposición, el cuerpo en la danza contemporánea se nos aparece como un elemento sólido que es capaz de quebrarse en un segundo para volverse a armar en otro. Movimientos tan bruscos como bellos e insólitos que muestran la anatomía trabajada de quien los realiza.
El universo de Eduardo Vallejo Pinto, formado en danza clásica, es una mezcla de belleza, amargura, desorden, fuerza, aspereza, realidad, lucha. Un ecosistema animal que nos introduce en el alma de cada uno de los intérpretes que intervienen en la escena. También la música, la iluminación y la escenografía juegan un papel importante en el espectáculo y, por supuesto, el texto. Eduardo Vallejo trabaja el movimiento del cuerpo a raíz de un texto, por ello es que la palabra cobra una fuerza inusual en este “Cuéntaselo al polvo” su primer trabajo como director. También es el responsable de la coreografía e intérprete, con una intervención que podemos disfrutar hacia la segunda mitad de la función.
“Mis influencias van desde Bukowski, el realismo sucio, las novelas gráficas, la ciencia ficción, el anime y el movimiento tan particular que desprenden sus personajes. El haber nacido en una cuenca minera y haber crecido en mi juventud en una España en crisis creo que han influido notablemente en la visión que tengo del mundo y que posteriormente plasmo en mi forma de bailar y de crear. Necesito narrar mi realidad desde una autoficción y desde el de mis compañeras en este proyecto concreto. Creo, de hecho, que aquí he conseguido disfrazarlas de héroes y heroínas, en cierto sentido”. Eduardo Vallejo Pinto.
Cinco intérpretes, tres bailarinas, el propio Eduardo y una actriz. Cada uno de ellos representa su propia alma, su propio bagaje sensorial y su propia catarsis a través del movimiento. Un movimiento que tiene una base en el realismo sucio, tal y como el propio coreógrafo ha comentado en alguna ocasión. Una visión romántica y visceral de las experiencias de cada uno de los que conforman el espectáculo, pero sin olvidar el código de movimiento de Eduardo.
Lo que el espectador ve, incluso sin tener experiencia como espectador de danza, es una lucha entre varios cuerpos y entre varios tiempos del mismo cuerpo, pasado y presente se enfrentan, para terminar aceptando sus miserias y enriquecer un futuro que, de otra forma, no llegaría. “Cuéntaselo al polvo” narra la historia que Eduardo Vallejo Pinto ha creado, pero también aúna las historias personales del resto de intérpretes: bailarinas, actriz, músico, iluminadora…
Son tiempos difíciles para la danza, confesó Eduardo Vallejo Pinto a la Sala Mirador antes del estreno de “Cuéntaselo al polvo”, por eso es un lujo que este tipo de espectáculos se lleguen a producir y que podamos disfrutarlos desde tan cerca. Una maravilla que no deberían perderse.
Comentarios de los usuarios