Paolo Genovese escribió el texto y dirigió la película en 2016, convirtiéndola en un éxito de taquilla en Italia. ‘Perfetti sconosciuti’ es su obra cumbre, porque, aunque tras esta película rodó otras diez más, ninguna tuvo la misma proyección internacional. De ‘Perfectos desconocidos’ se han hecho remakes en Grecia, Turquía, Francia y España. El autor, sin embargo, mantiene un vínculo extraño con su obra, porque, no solo no le gusta ninguno de los remakes, sino que la considera “un hijo gordo e incómodo”. No obstante, a Genovese le alegra el éxito de la película en sus diferentes versiones, un éxito que es indiscutible.

El remake español, dirigido por Álex de la Iglesia, se estrenó en 2017 y fue una de las comedias más taquilleras del año. Al teatro llegó en 2018 de la mano de Daniel Guzmán y David Serrano, acompañados de un elenco sobresaliente: Alicia Borrachero, Antonio Pagudo, Olivia Molina, Fernando Soto, Elena Ballesteros, Jaime Zataraín e Ismael Fristchi. En esta segunda temporada en el Teatro Reina Victoria, Inge Martín sustituye a Olivia Molina en el papel de Marina y Juan Carlos Vellido sustituye a Fernando Soto en el papel de Alberto.

Eva, Alberto, Marina, Antonio, Violeta, Santi y Lucas son amigos desde hace tiempo. Se reúnen para cenar en casa de Eva y Alberto y Eva propone algo divertido para pasar el rato. Un juego con el que pueden pasarlo muy bien, siempre que no tengan secretos escabrosos… Móviles sobre la mesa y a jugar. Este es el punto de partida de una comedia cuyo argumento no se resuelve, sin embargo, de una manera sencilla.

En los 90 minutos que dura la función, no perdemos de vista a ninguno de los personajes. El escenario se convierte en la casa de los anfitriones y hasta cuando visitan el baño o salen al balcón, podemos ver lo que hacen. Esto imprime realismo a la historia que, sumado a la naturalidad con la que se mueven los siete actores en escena, da como resultado una comedia divertidísima y muy dinámica.

El texto es muy jugoso y está plagado de momentos estelares y de situaciones inesperadas y divertidas. Pero no todo es comedia, ya que una ráfaga dramática sobrevuela el escenario. Los siete actores solventan cada giro de guión maravillosamente. Cada uno de ellos se funde con su personaje como si éste hubiese sido escrito exclusivamente para ellos. Y ese es el punto en el que se asienta el éxito de esta comedia, no solo en el magnífico guión, sino en elegir y dirigir a un elenco de actores capaces de transmitir la complejidad de los personajes. Su dimensión humana, su profundidad. Porque no se trata de personajes planos o simplemente graciosos, sino de caracteres cargados de matices. Esto hace que, aunque te asomes a la obra de teatro con la película de Álex de la Iglesia en la cabeza, la obra te vuelve a divertir, te vuelve a sorprender y te vuelve a hacer reflexionar sobre la condición humana. Porque, sí, todos tenemos secretos, es natural y es sano, pero ¿cuál es el límite?

Según avanza la trama, el público va tomando conciencia de que lo que está presenciando es algo más que una comedia, es la vida misma, con sus contradicciones a pie de escenario. La amistad, la mentira, la incomunicación, los miedos, el deseo, el amor… Sin duda, estamos ante una de las obras que va a despuntar durante varias temporadas.