McMurphy es un espíritu libre que ha sido arrestado por violar a una niña de quince años y finge un trastorno mental para escapar de la cárcel. No es un héroe, ni tan siquiera en la ficción, es el personaje principal de la novela “Alguien voló sobre el nido del cuco” que nació de la pluma de Ken Kesey y que lanzó a la fama a su autor gracias, sobre todo, a la adaptación cinematográfica de Milos Forman en 1975.

Ken Kesey escribió el texto mientras estudiaba periodismo en Oregón y Stanford y un año después de su publicación (1962), la novela tuvo su adaptación teatral. La inspiración para la historia de McMurphy y el resto de pacientes del psiquiátrico, la obtuvo de sus experiencias con drogas en el ensayo del clínico del hospital de veteranos de Menlo Park. Algo muy habitual en la época, ya lo hizo William Burroughs con ‘El almuerzo desnudo’, aunque la adaptación al cine de la novela de Burroughs no tuviera el éxito que tuvo la de Kesey. Sin duda, Kesey fue un hijo de su época y de su tierra y en todas sus novelas (ocho en total) retrata con fiabilidad toda una cultura norteamericana, desde las perversiones hasta el silencio de los nativos americanos.

Cuenta la leyenda que el señor Kesey no quedó muy conforme con la adaptación de Milos Forman ni con el tono mesiánico que le da al personaje de McMurphy, a quien el escritor creó como un criminal mezquino y vagamente heroico. En cualquier caso, hoy en día se considera una de las mejores adaptaciones al cine, pero ¿qué ocurre con el teatro?

La primera vez que se pudo ver en España la obra de Kesey adaptada por Dale Wasserman fue en  2004, bajo la dirección de Jaroslaw Bielski. Catorce años después, Bielski vuelve a dirigir “Alguien voló sobre el nido del cuco” con Pablo Chiapella (ex alumno suyo) como protagonista. No obstante, la función que pudimos disfrutar en Todos al Teatro estuvo protagonizada por Alejandro Tous, al encontrarse Chiapella convaleciente tras un accidente de tráfico.

El escenario de la Sala Guirau del Teatro Fernán Gómez se convierte en la sala de un hospital en la que domina el blanco. Los fondos claros facilitan la proyección de los vídeos que aparecen después de cada escena, así como la intencionada iluminación de Felipe Ramos. Una escenografía sencilla que, sin embargo, consigue trasladarnos de inmediato al psiquiátrico al que llega un McMurphy alegre y descarado, interpretado de forma correcta por Alejandro Tous. A su interpretación, a la que le falta algo de fuerza, le ayuda mucho la música de Luis Prado que preside las escenas más tensas, así como la interpretación del resto de los actores/enfermos del psiquiátrico.

La historia que nos cuenta “Alguien voló sobre el nido del cuco” es bien conocida por todos, por lo tanto, no acudimos al teatro a ver qué pasa, sino a ver cómo pasa. A descubrir con qué mimbres tejerá Bielski la obra para que la función consiga mantener el interés hasta el final. Dieciséis actores en el elenco (aunque no llegan a estar nunca todos a la vez en escena), una música e iluminación cuidadas y unas interpretaciones que, aunque no llegan al clímax, son bastante notables son la baza con la que cuenta el director, además de su extraordinaria batuta, para hacernos volar sobre el psiquiátrico de Kesey durante 150 minutos.