Criticas

‘Frida’. Pies para qué los quiero si tengo alas pa´volar

22/01/2018

Mayelit Valera Arvelo

‘Frida’. Pies para qué los quiero si tengo alas pa´volar

El espectáculo Frida. Pies para qué los quiero si tengo alas pa´volar, que se está presentando en Nave 73, es un maravilloso homenaje a la artista mexicana Frida Kahlo, quien luchó por su vida hasta el último momento, luego de un accidente terrible que marcó su existencia e innumerables operaciones que trastocaron su cuerpo. Una mujer luchadora y activista que dejó su vida en los lienzos.

En esta oportunidad la coreógrafa Marcela Aguilar junto a El Curro DT fusionaron su ingenio para darle vida a esta creación colectiva que refleja la esencia de la artista mexicana a través de la danza. Donde cuerpos dóciles dan forma a diferentes miradas de la gran mujer que reflejó su vida en imponentes pinturas. Y es que cada uno de ellos, de esos cuerpos danzantes, es una Frida en sus diferentes facetas.

Un montaje donde las siluetas comulgan entre sí, se mueven al unísono para engalanar la escena. El reparto está formado por Marcela Aguilar, Carlos A. Alonso, Elena Aranda, Violeta Frión, Alberto García, Miguel González, Miren Muñoz, Chechu Naranjo, Carolina Romoli, Rocío Suárez, Hugo Torrijos y María José Utrera, cuerpos moldeables que reviven a Frida en las tablas a través de sus cuadros, sus miradas y sus palabras.

Y es que Frida, para El Curro DT “es motivo de una danza. Para ellos es todo un universo encerrado tras la mirada de la mujer de las cejas juntas. Difícil de analizar. Prácticamente indescriptible, hay que verla y, nunca, nunca tratar de entenderla. Una larga lista de razones pretende dar cabida en el papel a lo que ha podido generar este trabajo, esbozo de la vida de la pintora que El Curro DT concibe como un pequeño exvoto escénico, piadoso, pero no religioso, dedicado a los que aún encuentran motivos para gritar con Frida: ¡Viva La Vida!”

Una propuesta que roza entre lo sutil y una fuerza poética, y donde los movimientos superan las palabras. Y en solo 60 minutos conmueven con su trabajo, con su entrega. Suman al montaje un aire de frescura e inocencia con la presencia de una niña que también transita por los recovecos del escenario, ella también es Frida, esa fémina apasionante e inspiradora que dejó huellas en el arte cautivando las próximas generaciones.

 

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